Invertir en pérdidas: el pensamiento paradójico del Tai Chi - Escuela Zoreda

El maestro Cheng Man Ching solía decir que para progresar en el Tai Chi hay que “invertir en pérdidas”. Esta curiosa y desconcertante expresión es un importante clave que proviene la sabiduría del taoísmo, una de las mayores influencias en la filosofía del Tai Chi.

El que sabe no habla, el que habla no sabe

El taoísmo y sus dos obras fundamentales, el Tao Te King y el Zhuangzi han influido muy profundamente en la cultura y las expresiones artísticas de la sociedad china durante siglos. El Tai Chi surgió como un arte marcial capaz de aplicar en el combate los conceptos sutiles de la filosofía y alquimia taoístas, tales como adaptarse a los acontecimientos, abandonar las expectativas, fundirse con la naturaleza, etc.

Sin embargo, los conceptos de la sabiduría taoísta tienen una particularidad especial, que pone en jaque tu manera habitual de enfocar lo que crees y lo que sabes. Para apuntar a conceptos más sutiles, se plantean premisas imposibles desde la lógica ordinaria, lo que provoca una aparente paradoja que nos obliga a cambiar la manera de emplear la mente.

El discurso verbal es una manera de mantenerte en los cánones del pensamiento lógico convencional del que huye el taoísmo, ya que el conocimiento profundo está más allá de las palabras. Como se dice en el Tao Te King “Las experiencias externas sirven para sentir el Mundo, y las experiencias internas, para comprenderlo”.

“Invertir en pérdidas” es una manera de expresar que la verdadera ganancia está en soltar lo innecesario. En el caso del Tai Chi, debemos soltar la tensión mental y física y liberarnos de las expectativas y los modelos fijos, para poder adaptarnos al natural flujo del movimiento libre.

Libérate de lo imprescindible

Para desarrollar un poco más la idea de “invertir en pérdidas” tenemos que ir más profundo si queremos comprender completamente lo que quiso decir el maestro Chen con esta indicación, que ha servido para orientar a varias generaciones y cientos de profesores de Tai Chi desde la década de 1950 hasta hoy.

Si piensas en la palabra “invertir” te puedes imaginar a un agente de bolsa o un magnate del petróleo con un teléfono en la mano, gestionando su capital. Pero en este caso, evoca la imagen de un campesino labrando la tierra o de un investigador, elaborando sus estudios. Ambos están invirtiendo su tiempo, su atención y su intención en un proceso que va dando sus frutos con el tiempo.

Sin embargo la inversión no busca ganancias sino “pérdidas”. Los frutos de esta inversión son la sencillez, la libertad y la autenticidad que surgen cuando abandonamos todo lo superfluo, lo rígido, lo externo. Este camino de regreso se vuelve un reto cuando vivimos en la sociedad de la velocidad y la productividad, el materialismo y la competitividad.

El desapego es uno de los caminos inevitables para alcanzar cierto grado de libertad y autoconocimiento. Aprender a identificar qué es lo realmente importante reduce la lista muy pocas cosas, del las cuales ninguna es material. Pero el proceso de soltar creencias, afectos, deseos, ideas y otros aspectos no materiales representa un reto aún mayor, que solo se supera con apoyo y determinación.

La práctica de Tai Chi nos ayuda a aprender cómo invertir en pérdidas renunciando a posiciones rígidas (física y mentales), soltando las expectativas y volviéndonos flexibles e inocentes como un niño, que ríe sin motivo y llora cuando lo necesita.

El sabio controla sin autoridad,
Y enseña sin palabras;
Él deja que todas las cosas asciendan y caigan.
Nutre, pero no interfiere.
Dá sin pedirle,
y está satisfecho.

Tao Te King. Lao Tse (571 – 531 a.C.)

La salida es hacia adentro

Seguro que estás pensando que esto de invertir en pérdidas y liberarse de los apegos y las tensiones internas suena muy bien, pero no es nada fácil, y en parte tienes razón. La identificación con un concepto muy reducido de lo que realmente somos y la enorme inercia de nuestras tendencias hace parecer casi imposible un cambio de dirección.

Sin embargo la salida está sorprendentemente cerca y es increíblemente accesible. Es algo tan simple que al complejo entramado psico-emocional le cuesta aceptar.

Dedica dos minutos a esto:

Colócate en una posición cómoda, con la espalda recta.

Cierra los ojos si quieres y lleva tu atención a la respiración sin modificarla, solo observa.

Mantén la atención en la entrada y salida del aire a través de la nariz y trata de no distraerte con nada externo ni interno.

Cuando tu atención se distraiga en otra cosa, vuelve a conducirla hacia la respiración.

Mantén esto durante unos minutos.

Si nunca antes habías hecho esto, enhorabuena, acabas de meditar. Este ejercicio tan sencillo es enormemente eficaz para relajar la mente y frenar el flujo de pensamientos. Al concentrar toda tu atención en algo muy concreto (en este caso la respiración), conseguirás que tu mente deje de divagar y saltar de un lado a otro sin que puedas controlarla. Si te ha costado hacerlo o crees que no lo has conseguido no te preocupes, es normal, solo necesitas seguir practicando.

La salida al estrés, la depresión, la dependencia, la soledad, la preocupación, el miedo, la desesperación, la ansiedad y cualquier otro problema está en algo tan simple como girar la atención hacia adentro. El Tai Chi y el Chi Kung desarrollan esta capacidad de dirigir y relajar la atención para que se asiente progresivamente en su fuente, dando lugar a una paz y una alegría que manan desde el interior.

Conviértete en lo que eres

En última instancia, el camino de regreso al que estamos destinados como parte del Tao, es un camino de autoconocimiento. ¿Cómo podrías saber lo que quieres, lo que necesitas o lo que te conviene, si ni siquiera sabes quién eres? Porque esta es la primera y la última pregunta: ¿Quién (o qué) soy yo?

Quien le conoce no habla
y quien habla no le conoce.
Tapa los orificios,
cierra las puertas,
suaviza las asperezas,
disuelve la confusión
atenúa los resplandores,
se identifica con el polvo.
Esta es la unidad misteriosa.
No se le puede atraer,
no se le puede rechazar:
no se le puede beneficiar;
no se le puede perjudicar;
no se le puede honrar.
Por esto, es lo más valioso del mundo.
Tao Te King. Lao Tse (571 – 531 a.C.)
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Desde luego que esa pregunta no puede responderse con palabras, por eso “quien le conoce no habla”. Pero a medida que enfoques tu atención hacia adentro irás reconociendo de manera silenciosa algo que está más allá de lo visible y lo expresable y que permanece constante, mientras todo lo demás aparece y desaparece.

Mientras tanto, es muy útil y mucho más sencillo ir soltando lo que seguro que no eres. No eres tu casa, ni tu coche, ni tus padres, ni tus ideas, ni tus prejuicios, ni tus emociones, ni nada de lo que aparece en tu experiencia. Tampoco eres la tensión física, ni los conflictos emocionales, ni la guerra ni la política, así que puedes permitirte el lujo de soltar todo eso, dejar que sea como tenga que ser y sentirte independiente de todo eso.

El entrenamiento de Tai Chi es una manera extremadamente práctica y autoevidente de la aplicación de estos principios. Al soltar cualquier tipo de tensión y de pretensión, el cuerpo y la mente son capaces de adaptarse a lo que la situación requiera, sin oposición, ni interrupción. Solo podemos lograr esto abandonando lo que no somos, para permanecer en la ausencia de categorías, en el vacío donde surgen todas las posibilidades donde realmente podemos ser lo que somos.

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