
El Tai Chi es un arte marcial con probada eficacia en la defensa personal, que además, aporta múltiples beneficios para la salud física y mental. Para comprender, memorizar y practicar correctamente sus elegantes y fluidos movimientos, se hace imprescindible abordar el trabajo de sus energías básicas, sin las cuales no podríamos llamarlo Tai Chi.
Primera energía: Peng – Expandir

Peng no tiene una traducción literal al castellano, se interpreta como “rechazar” o “expandir” y se desarrolla a partir del centro hacia fuera para proteger y rechazar. En defensa absorbe hasta un límite, comprimiéndose, sin permitir que se alcance el centro y devuelve la misma energía que ha absorbido gracias a su naturaleza elástica.
En las formas lo podemos encontrar como un movimiento del brazo hacia fuera y ascendente. La mejor representación gráfica para entender este movimiento es imaginarse una pelota de playa flotando en el agua, cuando se le aplica una presión descendente esta se hunde y como consecuencia sale disparada con más fuerza hacia arriba. Su trabajo correcto aumenta la energía de los riñones.
Segunda energía: Lü – Desviar

Lü se refiere a la habilidad de ceder, redirigir hacia el exterior y absorber la energía. Su naturaleza es Yin, esférica y descendente. Es una técnica complementaria con Peng ya que, mientras Peng es expansión, Lü es contracción. Lo encontramos como un movimiento del brazo hacia dentro, conocido generalmente como tirar hacia atrás. Entendido como “rechazar, ceder, desviar”. Es una habilidad que hay que interiorizar con la práctica, su mera comprensión intelectual no es suficiente para dominarla.
Lü es como intentar empujar un pañuelo que flota en el viento, al sentirlo nos da la impresión de que podemos empujarlo, sin embargo, al hacerlo cede sin moverse apenas y la fuerza se pierde en el vacío (Yin). Esta es la naturaleza de Lu. Para contrarrestar su efecto es necesaria una raíz profunda. Su trabajo correcto beneficia al corazón y la circulación sanguínea.
Tercera energía: Ji – Presionar

Ji es entendido como la convergencia de dos líneas de fuerza en un punto por eso se la denomina “energía en cuña”. Podemos encontrarla en las formas como un movimiento con una palma sobre la otra o una palma sobre el antebrazo o la parte interna del codo. El hecho de usar una mano apoyada en otra refuerza el punto de presión, ya que involucra los dos lados del cuerpo y le confiere un gran poder penetrante (Yang).
Ji como defensa, nos aporta la capacidad de neutralizar una luxación y hallar el centro del oponente, sin tensión muscular. Debemos prestar especial atención en relajar codos y hombros para que la energía circule fácilmente desde la tierra hasta las manos. Su correcta aplicación relaja el hígado.
Cuarta energía: An – Empujar

Entendemos An como “ceder para desequilibrar y empujar”. Malentendido como un simple empujón, su técnica se potencia cuando primero se absorbe y se genera un desequilibrio en el rival para luego transmitir la energía hacia su centro a través de los brazos y las manos relajadas. Se puede aplicar con una mano o con las dos manos juntas.
Solemos imaginar An como el movimiento de las mareas y el oleaje. Primero hay un movimiento hacia dentro (Yin), desde donde comienza a crecer la ola en sentido ascendente para romper en la orilla y comenzar de nuevo el ciclo. El empuje en si se puede realizar hacia abajo (aplastando) o hacia arriba (levantando). En las dos maneras se busca desarraigar primero al rival para facilitar la aplicación. La práctica continuada de esta energía beneficia los pulmones.
La correcta comprensión, práctica y aplicación de estas energías es fundamental para mejorar nuestro Tai Chi. Su desarrollo mediante la práctica continuada, nos lleva la comprensión de nuestro cuerpo y su biomecánica natural, eliminando bloqueos físicos y mentales.
Artículo por Aleix Zoreda y Manolo Mazón.
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