Uno de los mayores legados que el taoismo ha dejado en el Chi Kung es sin duda el concepto de alquimia interna. Este concepto conecta con las bases de la medicina tradicional china y las esferas más elevadas de la espiritualidad taoísta. A pesar de haber nacido hace casi 2000 años, esta idea sigue prevaleciendo como esquema principal de la circulación energética en el cuerpo humano.
Los tres tesoros o San Bao
Los “Tres Tesoros” o “San Bao” son conceptos elementales del taoísmo que hacen referencia a tres estados de la energía en el cuerpo humano. Cada estado está relacionado con un función y unas cualidades de la energía:
- Jing (精): El primer tesoro es el Jing, que se traduce comúnmente como “esencia”. Jing representa la energía más densa y fundamental que posee una persona y se considera la base de la vida. Es la esencia que heredamos de nuestros padres y que se almacena en nuestros riñones. La conservación y el cultivo del Jing son fundamentales en la alquimia interna taoísta, ya que se cree que su pérdida excesiva debilita la vitalidad y la longevidad.
- Qi (氣): El segundo tesoro es el Qi o Chi, que se traduce como “energía vital”. El Qi es una forma más activa y dinámica de energía que fluye a través de los meridianos del cuerpo. Se considera la energía que mantiene las funciones vitales y la homeostasis. Las práctica de Chi Kung y en especial ciertas técnicas respiratorias estás diseñadas para fortalecer y equilibrar el flujo de Qi en el cuerpo.
- Shen (神): El tercer tesoro es el Shen, que se traduce como “espíritu” o “mente”. El Shen representa la conciencia, la mente y la esencia espiritual de una persona. Es la parte más elevada y sutil de los Tres Tesoros. La armonización y el cultivo del Shen son esenciales para lograr una mente clara, equilibrada y tranquila. La meditación y la práctica espiritual son métodos comunes para nutrir y elevar el Shen.
El equilibrio y la interacción armoniosa entre estos Tres Tesoros son fundamentales para la salud y la longevidad en la filosofía taoísta. La alquimia interna taoísta, busca transmutar y equilibrar estos tres tesoros para alcanzar un estado de bienestar, armonía y, en última instancia, la unión con el Tao, el principio fundamental del taoísmo.
Transmutar la energía esencial
Para lograr el equilibrio de estos tres estados de la energía y sus funciones, es necesario que el proceso alquímico interno funcione correctamente. El ciclo comienza por la energía esencial Jing, almacenada en los riñones. Esta energía densa debe procesarse para convertirse en Qi, un estado de mayor movilidad y dispersión que pueda distribuirse y nutrir todo el cuerpo a través de los meridianos.
Para obtener Chi o Qi a partir de Jing, la energía esencial, se necesita calor, y demanda energética. Cuando hacemos ejercicio, el cuerpo necesita energía que va a crear una demanda en el sistema, provocando la estimulación del proceso de transformación. El movimiento y la respiración generan calor, que unido a dicha demanda, estimula la transformación de Jing en un tipo de Chi de gran calidad llamado Yuan Chi.

El Jing es limitado y congénito, no podemos generar más energía esencial que la que traemos de nacimiento, por lo que es necesario aprender a gestionarla sin derrochar tan apreciado regalo. La práctica y estudio de Chi Kung nos enseña a mejorar la eficiencia con la que gastamos nuestra energía esencial, de manera que nunca lleguemos a gastarla toda, aumentando notablemente la esperanza de vida.
La alquimia de la energía vital

Otro factor importante en la producción de energía es la alimentación. En la alquimia se establecen dos vías fundamentales, una es a través de la comida y la bebida, y la otra es a través del aire. Para la medicina china, respirar es una manera de alimentarse.
La calidad de los alimentos que comes, el agua que bebes y el aire que respiras afecta directamente a la calidad y cantidad de la energía que tienes. El proceso de digestión, asimilación y eliminación se lleva a cabo gracias a el estómago, el bazo, el páncreas, los intestinos, etc. Todo el proceso es liderado por el Triple Calentador o San Jiao, un “órgano” sin estructura física que coordina todo el proceso de absorción y deshecho del proceso alimenticio para la obtención de más Chi.
Como su nombre indica, el Triple Calentador genera calor y además es el responsable de modular la temperatura corporal. El proceso de respiración actúa como un fuelle que insufla calor en el tantién inferior, estimulando la transformación de Jing en Chi y reactivando el circuito de la alquimia interna. La práctica de Chi Kung permite ser conscientes de este circuito y aplicar técnicas específicas para modular la circulación energética.
Alimentar el espíritu
El nivel de mayor purificación de la energía es el Shen, la energía psicológica y espiritual. El calor que hace expandirse a la energía Jing y Qi, “vaporiza” una cierta cantidad de esa energía, que asciende hacia el cerebro, a través de los meridianos y la médula ósea.
El propósito original de la alquimia interna del Chi Kung taoísta es perfeccionar el proceso alquímico para elevar la energía y purificarla de tal modo que se pueda obtener la iluminación, la liberación final, la unión con el Tao. Este propósito necesita algo más que práctica, pero la práctica de ejercicios sencillos y rutinas de Chi Kung equilibra la circulación Chi y promueve una mayor serenidad y enfoque mental.

Además de impulsar cualquier práctica espiritual basada en la meditación, el ciclo alquímico permite nutrir el cerebro y potenciar sus capacidades como la memoria, la capacidad de atención o la de realizar operaciones complejas, evitando la aparición de enfermedades como la demencia, el alzheimer o los signos de degeneración cognitiva.
La alquimia interna en el Chi Kung
Dicho todo esto, se puede entender mejor porqué hoy la ciencia está empezando a reconocer múltiples beneficios de la respiración y la atención consciente que son la base de la práctica de Chi Kung. La alquimia es un concepto fundamental en cualquier estilo de Chi Kung que todos los practicantes deberían conocer.
Ser conscientes de los efectos de cada ejercicio y sus motivaciones es esencial para obtener una mayor eficacia de la práctica. Conocer le para qué hago cada ejercicio y qué mecanismos internos actúan en cada momento, en cada rutina, es imprescindible para lograr una verdadera integración de la práctica y sus beneficios.
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