El Tai Chi es conocido por sus enormes beneficios para la salud, tanto a nivel interno como externo. La práctica regular serena la mente y previene enfermedades, pero también es una potente herramienta para fortalecer y relajar el cuerpo, a nivel externo. En este artículo te voy a explicar cómo mejorar tu postura con tres sencillos ejercicios de Tai Chi que podrás practicar en tu día a día.
La importancia de la postura corporal
Las últimas investigaciones en neurociencia están demostrando que el cerebro y el cuerpo mantienen una comunicación continua, en la que el cerebro obtiene información e interpreta continuamente la postura corporal.
Esta comunicación es tan importante que en los últimos años la lista de los sentidos se ha ampliado de cinco a siete, incluyendo entre los ya conocidos (vista, gusto, olfato, tacto y oído) otros dos nuevos: la propiocepción y la interocepción. Estos dos sentidos son de vital importancia para el correcto funcionamiento del cuerpo humano.
La interocepción es el sentido que permite la comunicación de los órganos y sus funciones con el cerebro, haciéndonos conscientes de la necesidad de beber, dormir o ir al baño entre otras muchas cosas.
Pero en este artículo nos vamos a centrar en la propiocepción, que es el sentido que nos permite sentir cada parte del cuerpo, su posición y su relación con las demás partes. Esta capacidad se desarrolla enormemente con el entrenamiento regular y es gracias a ella que podrás mejorar tu postura con estos sencillos ejercicios de Tai Chi.
Cómo influye la postura corporal en las emociones
Uno de los descubrimientos más relevantes de los últimos años en cuanto a la relación entre cuerpo y cerebro, es que se ha observado que la postura corporal afecta al estado de ánimo, la capacidad de atención o la gestión del estrés. Es evidente que el cerebro mantiene el control de los sistemas físicos a todos los niveles, pero ahora sabemos que la posición del cuerpo y el movimiento también afectan al funcionamiento de ciertas áreas y funciones cerebrales.
Esto significa que al practicar ciertos movimientos y modificar nuestra postura, podemos actuar sobre nuestras emociones a través de nuestro cuerpo. Es evidente que la postura y movimientos de una persona apática o deprimida son muy diferentes de los de otra que esté eufórica o estresada. Como dice el aforismo: “El cuerpo habla”.

De la misma manera que las emociones influyen en la postura y los movimientos corporales, modificar la posición de la espalda o los hombros y realizar ejercicios específicos de Tai Chi y Chi Kung, actúan sobre la modulación emocional y el estado de ánimo.
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Cómo entrenar la propiocepción con ejercicios de Tai Chi
Aunque este tema daría para escribir varios artículos, vamos a centrarnos en porqué el Tai Chi es un gran entrenamiento de la propiocepción y cómo puede mejorar tu consciencia y postura corporal.
El entrenamiento Tai Chi combina dos factores que lo convierten en una disciplina ideal para desarrollar la consciencia corporal. La combinación del movimiento, la intención conectan la mente y el cuerpo consiguiendo una regulación natural y progresiva.
Para lograr armonizar estos tres aspectos, lo primero es relajarse. Al relajar el cuerpo y soltar tensión, podrás sentirlo mejor y poco a poco cada segmento irá colocándose para permitir que la estructura corporal permanezca erguida sin tensiones.
Para colocar la estructura y mejorar la posición corporal hay tres puntos fundamentales que debes observar: los pies, el sacro y la coronilla. A continuación vamos a ver cómo puedes mejorar tu postura con estos 4 sencillos ejercicios extraídos del entrenamiento del Tai Chi.
1 – Ejercicio para relajar los pies
Como ya hemos visto, para que el cuerpo pueda encontrar su posición natural es necesario relajarlo. Si consigues relajar el cuerpo parte por parte, descargarás mucha tensión y podrás aumentar la consciencia y la propiocepción, con todo lo que ello conlleva.
Los pies son la base sobre la que se eleva toda la estructura corporal y un mapa de los canales energéticos del cuerpo. Si conseguimos sentir y relajar los pies, podremos descargar una gran cantidad de tensión de todo el cuerpo hacia la tierra, igual que un pararrayos deriva el exceso de energía eléctrica de un rayo.

El ejercicio consiste en llevar la atención a tus pies lo más frecuentemente que puedas durante el día. Al principio te olvidarás cuando te concentres en cualquier actividad, pero con el tiempo el número de veces que recuerdes la práctica irá aumentando.
Solo tienes que llevar tu atención a la planta del pie y desde la piel de la planta, mover la atención por los dedos, el empeine, incluso el tobillo. Puedes hacer esto mientras caminas, corres o estás sentado, mientras esperas al autobús, friegas los platos o en la ducha. No hace falta que hagas nada, al llevar tu atención la tensión irá desapareciendo naturalmente.
Una parte importante del ejercicio es el entrenamiento de la atención para poder sentir el cuerpo mientras hacemos otras actividades, ya que es la única manera de ser conscientes de nuestra postura y poder corregirla. Con el tiempo se convertirá en algo natural a lo que apenas tendrás que prestar atención.
2 – Ejercicio para colocar el sacro

El segundo ejercicio está enfocado en sentir y colocar el sacro, una pieza fundamental de la estructura corporal. Conecta la columna con las piernas y la cadera y su orientación adecuada descarga la tensión de la espalda, especialmente de la zona lumbar.
Si partes del ejercicio anterior y ya has conseguido ser consciente de tu pies y relajarlos, te será más fácil sentir el sacro. Para poder soltar la abundante tensión que habitualmente se acumula en la zona lumbar, el sacro debe estar neutro, ni hacia afuera ni hacia adentro. Para esto es muy importante que las rodillas nunca estén estiradas. Mantén una pequeña flexión siempre, para sentir las piernas móviles y flexibles.
El simple hecho de ser consciente de la pelvis y el sacro relaja enormemente los músculos encargados de sostener la estructura, permitiéndote sentir tu centro de una manera natural. Si llevas la atención a esta zona habitualmente a lo largo del día, lograrás encontrar el punto exacto sin esfuerzo.
3 – Ejercicio para colocar la columna

Una vez que seas consciente de los pies y el sacro podrás desarrollar lo que en Chi Kung y Tai Chi llamamos “raíz”. Si sientes que tus pies están firmemente adheridos al suelo y tus piernas sólidas y flexibles es que estás logrando desarrollar tu raíz.
Partiendo de esa sensación de enraizamiento, el objetivo de este ejercicio es colocar la columna de una manera relajada y natural. Para ello vamos a utilizar una vez más una de las herramientas fundamentales del Tai Chi, la intención de la mente a través de la atención consciente.
Colócate en una postura erguida y siente tu raíz. Asegúrate de que tus pies, rodillas y sacro están relajados y móviles. Ahora imagina un hilo invisible que nace en tu coronilla y sube hacia el cielo. Es un hilo fino pero irrompible. Siente cómo una fuerza externa a ti, tira suave y progresivamente del hilo, de manera que tú puedes abandonar toda tensión y permitir que tu columna vertebral se estire hacia arriba sin esfuerzo.
Este ejercicio está muy conectado con el concepto de Zhong Ding (espacio central) y el primer principio del Tai Chi, pero es necesario para una correcta práctica de Chi Kung e imprescindible para mantener una buena postura corporal. Si puedes recordar este sencillo ejercicio a lo largo del día, conseguirás soltar mucha tensión y sentirás una gran sensación de alivio que te llevará a seguir practicándolo hasta que se convierta en tu postura natural.
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