En sus más de 3000 años de historia, el Chi Kung ha sido objeto de estudio y práctica en diferentes colectivos y religiones. Las particularidades y especialmente las motivaciones de cada círculo ha dado como resultado una amplia variedad de acercamientos a la teoría y la práctica que podemos dividir en cuatro ramas principales o cuatro tipos de Chi Kung.
Pero antes de pasar a estudiar estas cuatro ramas, sus particularidades y diferencias, es necesario recordar que todas parten de un origen común. Aunque podemos diferenciarlas por enfocarse específicamente en alcanzar ciertos objetivos y aplicar ciertos métodos de entrenamiento, todas ellas buscan más de un objetivo o lo logran de manera simultánea.
Según los documentos de que se dispone, se puede establecer cinco objetivos o categorías principales, según el propósito de la práctica:
- Conservar la salud
- Curar las enfermedades
- Prolongar la vida
- Preparar el cuerpo para la lucha
- Alcanzar la iluminación
Como hemos dicho, todos los sistemas de Chi Kung persiguen más de uno de estos objetivos, por lo que es más fácil establecer cuatro categorías fundamentales que están más enfocadas en sus métodos, antecedentes y orígenes históricos.
Chi Kung para preservar la salud.
El Confucianismo y el Taoísmo influyeron decisivamente en el desarrollo de esta rama del Chi Kung que pone el foco en la prevención de la enfermedad haciendo especial énfasis en regular la mente. Muchas enfermedades están producidas por excesos mentales y emocionales y para ello, diseñaron ejercicios de Chi Kung para equilibrar y relajar los pensamientos y emociones.
Para conseguir este propósito, y a diferencia de otros tipos de Chi Kung, el entrenamiento se centraba en ejercicios de meditación estática. La parte principal del entrenamiento se centra en dejar ir los pensamientos para relajar la mente, centrando la atención en la respiración. Regulando la mente, el cuerpo y la respiración, el flujo de Chi es constante y los órganos se equilibran de manera natural.

Con este entrenamiento conocido como “Shiou Chi” o cultivar el Chi, se pretendía encontrar la armonía y conservar la salud, ya que en aquella época se creía en un destino natural que no podía cambiarse. Después de la dinastía Han, surgieron otras escuelas que negaban esta predestinación y creían que el Chi podía fortalecerse y entrenarse para lograr la longevidad, incluso la inmortalidad.
Chi Kung para curar, la rama médica
Desde el descubrimiento de la circulación Chi, hace unos 4000 años, los médicos chinos han dedicado gran parte de sus esfuerzos a estudiar el comportamiento de la energía a través de los canales y sus efectos. Desde entonces hasta hoy se han realizado innumerables investigaciones, experimentos, diagnósticos y tratamientos que en gran parte se han registrado de manera sistemática para lograr un mayor conocimiento.
Muchos médicos utilizaron sus conocimientos para desarrollar sistemas de ejercicios con el objetivo de conservar la salud o curar enfermedades concretas. Según ellos, la meditación sedente no era suficiente para curar la mayoría de enfermedades, afirmaban que para aumentar la circulación Chi había que moverse.
A través de su práctica médica, se dieron cuenta de que las personas que se ejercitaban adecuadamente sufrían menos enfermedades y gozaban de una mejor salud, sus cuerpos se deterioraban de forma más lenta y observaron que algunos movimientos podían aumentar el Chi de órganos concretos.

Gracias a sus conocimientos sobre el Chi y la manera en que los diferentes tipos de esta energía actúan sobre las diferentes áreas del cuerpo, los médicos podían utilizar el Chi Kung para prevenir las enfermedades, pero también para lograr el equilibrio donde ya hubiera comenzado la patología, corrigiendo la causa primaria del problema, actuando a nivel físico (movimiento), energético (respiración) y espiritual (meditación).
Sin embargo, el entrenamiento de este tipo de Chi Kung era tan solo una pequeña parte de la práctica médica, cuyos principales métodos de curación eran la acupuntura, la acupresión y la fitoterapia.
Chi Kung marcial.
Cuando Boddhidharma llegó al templo Shaolín y observó el estado de salud de los monjes, desarrolló dos sistemas de Chi Kung, uno más externo (Yi Jing Jin) y otro más interno (Shii Soei Ching). El trabajo interno era complejo de entender y de entrenar, y solo era accesible para los monjes que ya hubieran alcanzado un alto nivel.
Sin embargo, el Chi Kung externo (Wei Dan) del Yi Jing Jin y Lohan, que posteriormente se amplió, era practicado regularmente por todos los monjes, para mantener su salud física. Con la práctica los mojes se dieron cuenta de que estos ejercicios de Chi Kung fortalecían su cuerpo y aumentaban notablemente la eficacia de sus técnicas marciales y continuaron durante siglos perfeccionando esta sinergia entre Chi Kung y arte marcial.
Cuando esto se supo fuera del monasterio, muchos estilos marciales comenzaron a integrar la práctica de Chi Kung en sus escuelas para mejorar el rendimiento marcial de sus alumnos y fortalecer su salud. En estos sistemas se utiliza la mente (Yi) para dirigir Chi a los músculos y tendones, cargándolos de energía y aumentando su eficacia.

En el Chi Kung marcial interno (Nei Dan) el Chi se concentra en el cuerpo para enviarlo a las extremidades. Para lograr este fin, el cuerpo debe permanecer muy relajado y evitar cualquier tensión muscular que impida el correcto tránsito del flujo de energía. El entrenamiento y teoría de este entrenamiento es mucho más difícil que el trabajo externo, por lo que se solía enseñar a practicantes con un nivel alto de entrenamiento y experiencia.
Los estilos marciales internos como el Tai Chi o el Bagua Zhang desarrollan estos movimientos fluidos y relajados que concentran y movilizan el Chi de manera consciente, por lo que algunos movimientos de estos estilos se han incorporado a la práctica de Chi Kung en algunos sistemas. Estos estilos desarrollan el aspecto meditativo del movimiento, que recientemente se ha denominado como “meditación activa” o “mindfullness”.
“Cuando en la mente hay pensamientos, existen el Yin y el Yang, pero si se consigue aquietar la mente se puede retornar al vacío de Wu Chi. Cuando se alcanza este estado, la mente está concentrada y despejada, el cuerpo relajado y el Chi puede fluir de forma natural y constante, logrando el equilibrio por sí solo.”
La raíz del Chi Kung Chino. Yang Jwing Ming.
Chi Kung para alcanzar la iluminación.
De todos los tipos de Chi Kung, esta rama es posiblemente la que, a pesar de no haber logrado tanta popularidad, ha obtenido el más alto logro de todas las categorías de Chi Kung. El entrenamiento consiste en eliminar no solo el influjo de Las Siete Pasiones sino también de los deseos y los apegos, liberando el espíritu que solo así puede escapar del ciclo de la reencarnación.
Para lograr la neutralidad y ecuanimidad necesarias para lograr este propósito, los practicantes habitualmente huían de la vida cotidiana refugiándose en las montañas o en los templos. Por eso y por la complejidad y riesgos de la práctica, los ejercicios y prácticas de esta rama han sido secretos hasta hace pocas décadas.
Este entrenamiento es común a las dos escuelas principales de Chi Kung religioso.

- Chi Kung budista: El entrenamiento de Chi Kung budista se hace especial énfasis en la meditación como vía para lograr la paz mental. El entrenamiento budista utiliza la meditación como una vía para el autoconocimiento y la liberación. En el entrenamiento budista, se pretende condensar la energía y hacerla ascender hacia el Shen (espíritu) para potenciar el efecto de la meditación y se combina este entrenamiento interno con la práctica externa.
- Chi Kung taoísta: Aunque a partir de la dinastía Han (s. II) una rama del taoísmo se convirtió en religión, la esencia de los clásicos taoístas como Lao Tsé y Chuang Tsé y la escuela alquímica interna son las mayores influencias del Chi Kung taoísta. Su perspectiva y finalidad era tan similar al budismo, que cuando este se instaló en China, los taoístas adoptaron gran parte de sus ideas y sus métodos de entrenamiento. Por su parte, el taoísmo influyó también en el budismo dando lugar al budismo Chan (Zen).
Aunque existen varias escuelas y corrientes dentro de estos dos tipos de Chi Kung, esencialmente los objetivos son los mismos y los métodos similares, basados en los conceptos de la alquimia interna. Por su parte, cada estilo desarrolló formas independientes de fortalecer el cuerpo y prolongar la vida, aunque en esto último, el Chi Kung taoísta supera con creces al budista.
Estas similitudes y la clara influencia que ambas filosofías han tenido entre sí hace suponer que durante siglos hubo una fluida comunicación entre el campo de conocimiento budista, que trajo consigo la sabiduría del Yoga y el Ayurveda, y el taoísta que contaba con más de 400 años de recorrido en la investigación y la búsqueda de la iluminación y la longevidad.
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